Los veinte parecían tan lejanos, llegar a los veinte significaba que pronto debía de casarme y que mi futuro debía de estar más que planeado. Y los veinte llegarón y después un año más.
Hace mucho tiempo dejé de ser una niña, es sencillo, mis necesidades son otras, mi mente está en otro lado, las prioridades tienen un objetivo, mi cuerpo ya no es el mismo, me abruma el compromiso pero no puedo deshacerme de él, la memoria me traiciona con más frecuencia, el corazón me exige ser más cuidadosa y dejar de titubiar, el tiempo dura menos y el amor es diferente.
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