jueves, 12 de febrero de 2009

Por si te pierdo un día de estos

Mi mamá siempre me decía que esas cosas se tienen que hacer con la persona a la que más amas.
Mi abuela materna siempre me recomendó mantener las piernas cerradas hasta que fuera tiempo.
Mi abuela paterna jamás pudo recomendarme nada, ella se había entregado al placer y a la lujuria, desde muy chica; hasta el Demonio había pasado por su cama. Su pretexto, a su vida precóz, siempre fue la soledad.
Mi grillito siempre me dijo que estas mujeres eran sabias.
Pero la verdad es que a mí se me antojaba, escuchaba a mis amigas hablar de cómo lo disfrutaban y cómo aquél momento de "extasis", era tan parecido al cielo.
Una vez, un niño en la Secundaria me propuso desvirgarme; porque según él me admiraba; jamás entendí cuál era el sentido de su propuesta.
No acepté, por supuesto.
Pasaron los años y conservé mi tesorito intacto...
Ahora pienso en el momento en que llegue a regalar mi cuerpecito a un hombre. No sé si sea antes de casarme (ni siquiera sé si me case) o un momento de rebeldía tratando de mandar al carajo a mi moral.
No sé si será aquí, sobre un sillón o en una cama. No sé si lo haga en Febrero o en Junio. No sé si lo quiero hacer en mi tierra o en Nigeria; sólo espero que esté sobria.
Pienso en el momento en que un hombre me arranque las ropas y yo aturdida por el calor, me ponga flojita.
Sólo te pido algunas cosas para ese momento:
Por favor, no me lleves a un hotel, a menos de que ya sea tu esposa y menos a los dos hoteles que rodean la calle de mi casa, no vaya a vernos mi tía Gabriela y le cuente el chisme a las víboras.
También no olvides que seré una novata, ¡No seas bruto! y ten compasión de mi vagina que no acepta tan fácilmente a intrusos.
Veo la esecena claramente, el acto, en mi mente pasarán los más grandes discursos de las matriarcas de mi famila, veré a Doña Juana diciéndome ¡pídele a Dios, que no lo gozes! y a Doña Ignacia difrutar de la escena, mientras me recuerda las más estrictas reglas con las que me crió.
No sé si sea un momento gozoso o te maldiga tres veces por el dolor que me provocarás.
Cuando terminemos talvez llore, te habrás ganado un lugar en mi memoria por siempre. Quizá también no pueda ni sentarme, me intriga saber si caminaré con las piernas abiertas, como si me acabara de bajar del caballo o en el peor de los casos se me ananchen las caderas y el cuerpo se me haga de señora, como dicen las malas lenguas.
Espero que no me arrepienta, espero no quedar con premio, espero que Dios no me castigue y que mi grillito no me abandone.
Y lo más importante, espero que nadie me diga ¡Ah, ya te hizo mujer! (¿acaso nací siendo hombre?).
P.D. Querida virginidad: si lo hago por primera vez, ya estando casada, no te olvides de dejar tu marca, que tal que mi marido no me creé que es el primero, que tal que me regresa a mi casa y mi papá pierde su dote.

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