
Mucha gente dice que amar significa sufrir, que en el amor siempre se llora y se sufre; como si fuera la ley fundamental para cualquiera que desee formar parte del reino del amor.
Pero creo que esa poco acertada ley, puede convertirse en una enfermedad. García Márquez acertadamente dice: "el reino del amor no es para los débiles" y yo agregaría: ni para los estúpidos, ni para los adolescentes.
La verdad es que estamos acostumbrados a amar de forma enfermiza, hablamos a cada instante, para asegurar fidelidad, para que nos digan Te amo. Y casi siempre pensamos (sobre todo las mujeres) que esa persona es el amor de nuestra vida y comenzamos a imaginar un futuro con esa persona, lleno de corazones y querubines rosados.
Admito que muchas veces he amado enfermizamente, con ganas de cachetearme y mentarme la madre seis veces; lo peor del caso es que uno mismo cava su propia tumba, nuestras relaciones terminan de manera desastroza, juramos y perjuramos que jamás vamos a tener otra relación y le deseamos la peor de las muertes al ser que nos abandonó.
En cunclusión los seres humanos no sabemos amar, creemos estar amando cuando nisiquiera hemos pasado la etapa del enamoramiento; no existen príncipes ni princesas; sólo hay seres humanos que están aprendiendo amar, capaces de equivocarnos una y otra vez.
El chiste es no querer tanto, no creer que la otra persona está para servirnos o que él o ella será el medio para realizarnos como seres humanos.
Creo en el amor en la medida que somos capaces de aceptar al otro, en la medida que entendemos que el otro no piensa como nosotros y sobre todo el estar dispuestos a construir un camino juntos; en igualdad de decisiones y con el compromiso de permanecer juntos el tiempo que sea necesario, pero que sea tiempo de calidad.
Prometo fielmente no amar de manera enfermiza, dejaré que el tiempo pase y ya veré lo que traé.
(me estoy refiriendo al amor de pareja, no al materno, ni al amor de uno mismo)
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